Poltronieri, Vittoria I. {Lun Nov 23, 2015 9:05 pm}

Vittoria Isabella Poltronieri

 

Vittoria Isabella Poltronieri Played by Hunter McGrady 07.01.87 28 años Italiana Heterosexual Citizens Secretaria/Maestra de yoga

P. Psicológico

Gustos	Disgustos
● Los deportes. Es algo robusta, desde niña lo es, no obstante, su condición atlética es envidiable. Tiene buena resistencia y le gusta ejercitarse todos los días antes de dar clases. ● El invierno. Tiene muy buenos recuerdos de las navidades en Italia con su abuelo, así que sí, los días nevados o muy fríos son sus favoritos. ● La cocina. De no haber estudiado administración, le habría gustado ser chef. Su abuela cocinaba increíble y las recetas familiares son uno de sus grandes tesoros. ● Pasar tiempo en familia. En Italia se acostumbra mucho a hacer reuniones familiares cada que sea posible. Le encanta estar con los suyos. ● Bailar. Le encanta aunque es un fiasco. Sus hermanos le dicen que no lo haga, pero Vittoria no hace mucho caso. ● El vino de mora. Lo bebe desde niña, no tiene mucho alcohol y sus padres acostumbraron a todos los Poltronieri a beberlo desde una corta edad. ● La meditación. Con velas, esencias, música relajante, inciensos o de cualquier forma. La ayuda a estar tranquila y relajada hasta en días estresantes. ● Es fanática de las películas de mafias italianas. Sus hermanos y ella solían reunirse alrededor del televisor para ver las películas todos juntos. ● Los chismes. No es muy discreta o formal, le encanta platicar sobre cualquier cosa mientras trabaja o está con amigos. ● Los animales de granja. Sabe montar a caballo, darle de comer a las gallinas, los cerdos, de todo. Sus abuelos tenían un pequeño criadero y creció con ellos.	● Los moluscos. Por desgracia es alérgica a ellos y de no ser por la reacción tan fuerte a ellos, serían su locura. ● Los tatuajes. Su familia es algo conservadora, así que los ve como algo característico de las personas malas. Nunca se haría uno. ● La comida picante. Hubo un tiempo en que abusó de ésta, pero luego tuvo problemas de gastritis y desde entonces la evita. ● El desorden. Tiene muchos hermanos, la casa siempre estaba llena, tenían que ser ordenados si no querían encontrar sus cosas mezcladas con las de los demás. ● El cigarrillo. Su sabor y olor la repele. Soporta mejor los puros, mas no los fuma por nada del mundo. ● Hospitales. Su abuelo murió en uno, le traen malos recuerdos al igual que los cementerios. Cuanto más los evite, mucho mejor. ● El olor a césped recién cortado. A muchos les encanta y para ella es algo insoportable. No sabe qué es, sólo no le gusta. ● Pintarse el cabello. Una vez lo hizo y casi tuvo que quedarse sin su apreciada melena por un mal tratamiento. No ha cambiado de estilista desde que se mudó a Cambridge. ● Las películas de terror. Es extremadamente ridícula con éste tipo de cintas. Se asusta y sugestiona con nada. Si la invitas a salir, no pienses que es una buena idea. ● Los aretes. Es femenina, sí, pero nunca le llamó la atención el horadarse las orejas o cualquier parte del cuerpo.
Hobbies&Manias	Miedos&Fobias
Arreglarse el cabello en todo espejo o sitio que la refleje que vea.	No hay Mínimo ni máximo(M&F)

Historia

Gonzalo Poltronieri y Nicola D’Ambrossio, ambos profesores universitarios de profesión, unieron sus vidas antes de cumplir los treinta y tuvieron cuatro siete hijos, tres mujeres y cuatro hombres, entre ellos, nuestra protagonista: Vittoria Isabella. Siendo la quinta hija del matrimonio, la rubia de ojos azules creció en los rincones de Napoles, al sur de Italia en una familia numerosa en el que los lujos no eran parte del día a día, pero sí los valores como la unión, la generosidad y la paciencia. El dinero, si bien no era algo que abundaba entre los Poltronieri, rendía para llevar comida a cada uno de los integrantes y un poco más. Las salidas familiares no eran constantes, pero las comidas entre primos, tíos, abuelos, padres y hermanos, sí que lo eran.

Desde pequeña, Vittoria fue un relámpago. Solía ser de las más inquietas puesto que era de las más jóvenes, y era tan parlanchina como la abuela Antonietta. Era curiosa, como cualquier otra niña de su edad, y algo torpe desde entonces. Su ingreso a la primaria fue tan ordinaria como las de los demás que vivían cerca de ella, aunque un poco menos brillante y sobresaliente que sus hermanos. No era la más avispada de los Poltronieri y a nadie le importó, pues cada uno, desde una edad corta, demostró aptitudes para diferentes cosas y por supuesto que no fue la excepción. Fiorella, por ejemplo, era buena para las matemáticas; Piero era un as para el dibujo; Carlotta, por su lado, era la mejor cantante de la casa e Isabella, a diferencia de los otros, tenía una habilidad para los deportes.

Le inscribieron pronto a clases extraescolares de gimnasia que no tenía ningún costo siempre y cuando las mallas especiales corrieran por parte de los padres. Nicola, consciente de la situación de la familia, confeccionó el uniforme de la enana y ese fue el inicio de su más grande pasatiempo hasta la fecha. En las clases, era la típica estudiante promedio, pero en gimnasia, no había niña o niño que tuviera el desenvolvimiento de Vitto. Creció y avanzó gradualmente en ambos aspectos hasta que antes de cumplir los quince años, pudo participar en su primera competencia importante. Con gastos pagados, Gonzalo, Nicola y la rubia viajaron hasta Cambridge, Inglaterra y el gran día pasó: Isabella consiguió una plaza en la liga juvenil de gimnastas de aquél país y tuvieron que mudarse todos y cada uno los miembros de la familia, incluyendo al gato que recogieron cuando ella era una niña.

La llegada de los Poltronieri a tierra inglesa fue un cambio drástico para todos, sin embargo, no tardaron mucho en acostumbrarse a su nueva residencia. Sus padres consiguieron una plaza como profesores en los diferentes colleges de la ciudad y los ingresos y ayuda económica mejoró la calidad de vida de los italianos. Los hermanos, desde el más grande hasta el más joven, estudiaban por la mañana y algunos hacían actividades por las tardes. Bella en específico, mejoró académicamente y en la gimnasia ni se diga, pero cuando cumplió veinte años, además de que logró entrar a la Universidad para la carrera de administración, murió de manera natural su inseparable y orgulloso abuelo: Gian Piero Poltronieri.

Esto, sin lugar a dudas, fue un evento que le afectó más de lo que alguna vez pudo llegar a imaginarse. Dejó de asistir a sus prácticas y perdió el gusto repentinamente por la gimnasia, cosa que a pesar de ser casi increíble, era bastante comprensible. Se alejó del mundo deportivo y se dedicó a estudiar su carrera sin mucho ánimo durante los primeros meses. Luego, como todos, aprendió a vivir con la ausencia de su viejo y aunque no volvió a hacer lo de antes, incitada por sus amistades, empezó a tratarse con un psicólogo que la ayudó a tomarse la muerte como la mayoría del mundo debería: como parte del ciclo de la vida. Así pues, su carácter mejoró y poco a poco fue dejando la apatía.

Lo siguiente que supieron de ella, fue que estaba a punto de terminar su licenciatura en administración y que, además, había estado asistiendo en secreto a clases de yoga que le ayudaban a canalizar la energía de una forma mucho más positiva para sí misma y para los demás. Como ya tenía experiencia y flexibilidad, la práctica le resultó mucho más sencilla de lo que pensó y al poco tiempo, tal vez ni al año de iniciar la actividad, se animó a independizarse un poco en cuanto a lo económico. ¿Cómo?, buscó empleo como maestra de yoga y lo obtuvo: su antiguo “yo” regresó y volvió a ser la misma de antes, volvió a sentirse como un pez en el agua, sus alumnos le tomaron cariño y ella a ellos.

Pero las cosas malas siempre pasan cuando uno menos las espera. Si bien nadie murió ésta vez, su abuela Antonietta enfermó por los diferentes achaques de la vejez y el dinero volvió a ser insuficiente. Las medicinas y tratamientos para ayudarle a vivir sus últimos años de la mejor manera posible eran caros, entre todos a penas podían costearlos. No queriendo repetir tan pronto la experiencia pasada, actualmente Vittoria consiguió un trabajo que es más apegado a su carrera. No es la gran cosa y tampoco gana las miles de libras al mes, mas es algo que sabe hacer y que además lo disfruta. Empezó a trabajar en una empresa como secretaria de la directora general que encima resultó ser una mujer encantadora y tiene un horario por demás flexible.

Sigue viviendo con sus padres. Sus hermanos, bueno, unos se independizaron, casaron e hicieron sus vidas en la Cambridge misma y otros continúan en la casa tal y como Isabella lo hace. No tiene planes de irse de ahí y mucho menos se ve como madre de familia y casada aunque no está completamente cerrada a la idea en un futuro.

Familiares

Padre: Gonzalo Poltronieri
Madre: Nicola D’Ambrossio
Hermanos: Fiorella, Carlotta, Piero, Gian, Patricio, Gonzalo.

Info Extra

● Su padre le enseñó a tocar el ukulele de niña. Ya casi no lo recuerda, pero sigue teniendo el pequeño instrumento dentro de su estuche.
● Tiene un gato angora color canela que es bastante lambiscón y gordo. Lo llamó Giorgio.
● Ha tenido pocas parejas sentimentales en su vida y porque nunca le interesó. Propuestas tuvo unas cuantas, sí.
● Tiene un carro antiguo que aunque a veces falla, lo lleva a todos lados y no se avergüenza de él.
● Gracias a su trabajo en la empresa, ha viajado a Francia, Londres, Holanda y Estados Unidos.
● Es pésima en historia. Nunca fue su fuerte.
● Cada que puede, lleva un arreglo floral a la tumba donde yace su abuelo Gian Piero.
● Tiene una cicatriz cerca del nacimiento del cabello que intenta cubrir con su melena. Se la hizo de pequeña al caerse de un sillón por brincar de uno a otro.
● A veces se siente acomplejada con su cuerpo y otras veces, cuando viste ropa que le favorece, pasa todo lo contrario.
● No es muy buena hablando. Desde niña era torpe y se enreda fácilmente. Tiene que detenerse, respirar, pensar y proseguir en varias ocasiones.
● Cuando alguien le interesa, es demasiado obvia y lo detesta. Se siente expuesta y tonta.

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