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Jeong Dae-Hyun
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W. Zeger Vsndyke
 
Wiek Zeger Vsndyke
Played by Michael Fassbender

18.03.78
37 años

Holandesa
Heterosexual

Citizens
Comandante de la CIU


P. Psicológico
El más grandísimo cabezota de la historia. Si algo se le mete en la cabeza, nadie podrá sacárselo hasta que no lo cumpla. Le gusta, le complace demostrar que es el mejor y alardear sobre sus victorias porque sí, porque le gusta presumir y andar en boca de todos. Para muchos, Zeger  puede resultar pesado e insoportable, pero la verdad es que es un tipo bastante carismático a pesar de su posición y su doble carácter una vez en el trabajo. Puede decirse, sí, que tiene dos personalidades. Aquella calmada que disfruta de cosas que a todos les importa un pepino y extiende la mano a quien le necesita, y en su trabajo, en aquello que lo sacó del vicio, se encuentra la personalidad tosca, brusca y grotesca. Un tipo rudo, entregado y apasionado que se deja llevar por sus impulsos. Grita, tira golpes, hace planes y es mañoso, cualquier cosa que venga a su cabeza en el momento, lo lleva a cabo con tal de ganar.

Pone cada gota de energía en su cuerpo, en cada redada o caso sin importar cuánto pueda perder en estos, pues si algo tiene el holandés, algo más, es su curiosa peculiaridad anti-reglas. Literalmente, se las pasa por el arco del triunfo porque él tiene sus propias reglas y son las únicas que realmente respeta. Es un hombre que de hecho y derecho no tiene nada; un macho engreído y altanero, rebelde y hasta un poco corrupto a su manera en todas las letras de la palabra. Además, es un hombre maniático con el orden. Le gusta que todo esté en su lugar y ni un centímetro descolocado. Tiene la manía de acomodar todo simétricamente, de lo contrario, se siente incómodo y cae en la ansiedad, misma que le provoca el malhumor.

Aunque no suele explotar de momento, cuando lo hace, puede ser sumamente agresivo según la persona que esté con él. Si es familia o amigos, suele ser tajante, sarcástico e incluso hasta algo grosero; si es con un extraño, Zeger normalmente busca pelea o sino, golpea lo primero que ve. Tiene problemas para controlarse cuando está realmente enfadado. El comisionado se considera un deportista comprometido, por lo que hace tiempo dejó el cigarro, el alcohol y la cocaína. Gusta de correr por la mañana y hacer ejercicio la mayor parte del tiempo de su día a día, sin embargo, tiene un particular gusto por la comida corrida, por lo que a pesar de ser atlético, odia comer cosas con pocas calorías. A veces, cuanto está con tiempo, le encanta cocinar y aunque no sea comida precisamente sana, tiene buen sazón pero no para estómagos débiles. Y hablando de débiles y debilidades, las suyas son realmente contadas. Su familia, amigos y pareja, de llegar a tenerla, son el primer plano de su vida. Intenta no arriesgarlos en demasía y mantener su vida privada lejos del trabajo por seguridad de ellos.

Es algo supersticioso y mentalmente débil. Si algo sale mal, su cabeza empieza a girar demasiado rápido en cuanto a las peores cosas que podrían suceder. Es un tanto pesimista; Zeger se pone las barreras contra él al pensar que todo terminará exactamente igual que la vez anterior, nada más. Sí, es terco y cerrado a sus propias ideas, pero igualmente es un hombre noble y para nada formal. Detesta el vestirse de traje y hablar con propiedad porque, para él, es un gesto de suma hipocresía. Wiek es el hombre espontáneo, natural y ocurrente. Posee un excelente sentido del humor improvisado. No es de las personas que se hacen los graciosos para caer bien, sólo se deja llevar por el momento y disfruta de arrancar sonrisas a los suyos, sobre todo a su hermana.

El moreno odia que le mientan, pues él es lo que le sigue de descarado. Prefiere saber la verdad aunque le duela o le pese. No le gustan las mentiras, simplemente es algo que no soporta en una persona y algo que realmente le cuesta perdonar a pesar de su nobleza. Pero claro, si alguien que lo traicionó está en peligro, Zeger hará todo lo posible para ayudar y cuando todo esté de vuelta a la normalidad, él nuevamente se alejará como si nada. No te dirá que le debes una, no preguntará si estás bien, nada. Dará la vuelta y continuará con su vida como si nada hubiese sucedido. Asimismo y ligado a su informalidad, suele usar la jerga hasta en momentos donde debe guardar la compostura. Así es él y es parte de su esencia, de eso que lo hace tan jodidamente especial.


Gustos
Disgustos
— Pasar tiempo en familia, trabaja casi todo el tiempo, así que disfruta de estar con su esposa e hija.
— El cafè o bebidas energéticas, le dan la energía que le hace falta cuando no puede ir a dormir a casa.
— Hacer ejercicio, debido a su trabajo y su antigua profesión, le gusta mantenerse en formas. Practica a diario.
— El boxeo o las MMA, es parte de su pasado y aunque ya no es un peleador activo, le apasiona ese deporte.
— La adrenalina o el peligro, siempre fue muy atravancado y se hizo adicto a esas sensaciones intensas.
— Beber, a veces no lo maneja muy bien y discute con Lou por eso, pero intenta no hacerlo.
— Manejar, desde joven fue pésimo para ello y le estresa el tráfico.
— No comer, es de apetito voraz, así que si no tiene comida se pone de muy mal humor.
— Las películas de terror, considera que casi en su mayoría son una basura.
— Que se metan con su familia. Madre, hermanas, esposa e hija, son su adoración.
— Hablar por teléfono, nunca se sintió muy apegado a la tecnología, la verdad.
— Recuerdos sobre su juventud, le avergüenza la gente sepa que era un delincuente.
Hobbies&Manias
Miedos&Fobias
— Entrecerrar los ojos al estar molesto o creer que descubrió algo.
— Sobarse la cara cuando está preocupado o estresado.
— Mirar a la nada cuando piensa o razona algo.
— Perder a Louise, es el amor de su vida.
— Que algo le pase a Sophie.
— Lastimen a su familia.


Historia

De familia numerosa y de escasos recursos. No es la historia típica historia en la que todo empieza y termina con un final feliz, es un relato de trabajo y esfuerzo. De momentos duros en los que a veces ni un plato de comida tenían para alimentar a todos los miembros de la familia que vivían en la casa. Por consecuente, claro, no hablaremos de una casa a niveles residenciales ni con los grandísimos lujos que unos padres con buen salario compraron en la mejor zona. No. La historia de Zeger comenzó en una casa pequeña de pocas habitaciones, sin reliquias carísimas ni alfombras de piel de animal. Era, mejor dicho, una vivienda humilde en todo el sentido de la palabra. El tío, la tía, el primo en una habitación pequeña y su melliza, sus padres y él en otra que inclusive era de menor tamaño.

Su madre era costurera, una bastante buena, de hecho, pero no tuvo demasiadas oportunidades más allá de las personas que le buscaban de la misma comunidad y le hacían encargos pequeños. Además, la señora Carlien no era demasiado afán a salir demasiado de casa, no tras la muerte de su esposo, el padre de sus hijos: Zeeman Vsndyke. Él, por su lado, era un abogado como pocos los hay. Era honesto, un hombre justo que gustaba de las cosas sencillas de la vida. Tenía un buen sueldo, sí, pero a pesar de eso, no gastaba los miles en trajes de renombradas marcas. Fue así como conoció a su sastre de confianza, su mujer. Ella fue quien diseño sus primeros trajes y que lo conquistó más allá de su belleza física, que no es por presumir, pero era bastante.

Así pues, tras unos meses de salir y dejar que el amor los envolviera, la pareja de holandeses decidió que era el momento justo de dar un paso mucho más grande. Planearon la boda, se casaron y comenzaron una vida juntos en la bonita y más cómoda residencia de él. Sí, hasta entonces, todo parecía ser feliz y de lo mejor; la suerte de Carlien había puesto en su camino a un hombre que la amaba y valoraba por lo que era. Al tiempo del matrimonio, como en cualquier otro, llegó la ambición de agrandar la familia y así fue que ambos concibieron a Karlie y nuestro protagonista. Nueve meses después, ella dio a luz a un par de hermosos y casi idénticos mellizos. Nikkole y Zeger. Ambos recibieron a los hermanos y de ahí hasta los cuatro o cinco años, basta decir que se les dio de casi todo.

El pequeño Zeta compartió los mejores juguetes con su hermana, fue a los mejores colegios y tuvo ropa de buena marca, de esas que su padre se negaba a usar con tal de gastarse ese dinero en sus hijos. Todo, absolutamente todo fue bueno, aunque claro, como en todos los casos, hubo algunos regaños y castigos menores que siempre fueron perdonados por tratarse de una jugarreta inocente de un par de niños. Tras el cumpleaños número nueve, el padre de los mellizos comenzó a enfermar. Bajó de peso, se demacró, tenía problemas en las vías respiratorias y no podía hacer nada sin sofocarse. Obviamente, el diagnóstico fue pésimo y sin opciones que le ayudaran a Zeger a recuperarse. Enfermó, desgraciadamente, de cáncer en los pulmones que el chequeo de los médicos calificó en metástasis, por lo que le dieron unos cuantos meses de vida apenas.
Wiek era un niño, claramente no comprendió la gravedad del asunto en el momento, la delicadeza del todo lo que los rodeaba, sin embargo, Carlien se desmoronó con la noticia y a veces se le solía ver llorando de un segundo a otro. Fue once meses después cuando finalmente pasó. Cuando la vida del señor Vsndyke se apagó a causa del cáncer. Eso, como podrán imaginarlo, fue probablemente el golpe más duro que recibió su esposa, sus familiares y antes que nadie, sus hijos. La muerte de su padre fue un hecho que, hasta el presente del holandés, sigue latente en su pecho y le sigue lastimando. Zeger lloró la muerte de quien era su ejemplo a seguir, y, desde entonces, desde los nueve años, cambió drásticamente su comportamiento.

Rebelde y altanero, solitario y que buscaba pleitos a la mínima y más estúpida provocación. Se convirtió, sí, en un adolescente imparable que su madre no supo ni pudo controlar. Con la única persona que permaneció exactamente igual fue con Nikkole, su melliza. Paralelo al giro de ciento ochenta grados del muchacho, las cosas en casa iban de mal en peor. El oficio de su madre no brindaba suficiente dinero para pagar las nuevas deudas, comida, ropa y demás cosas, por lo que al cabo de un tiempo, ella decidió hipotecar la casa que había quedado a su nombre y después de un par de años, quizá hasta más sin pasar los cinco, el gobierno reclamó la vivienda y tanto sus hijos como ella tuvieron que desalojar el lugar

Con casi quince años, Zeger veía su vida desmoronarse frente a sus ojos y entre la perdida personalidad del joven castaño, comenzó a robar a chicos un poco mayores que él, pero no chicos cualquiera, sino aquellos que denotaban dinero por sus autos lujosos, ropa cara y demás caprichos que ellos no podían darse. No permaneció mucho en el ambiente sin que probara la droga, por lo que apenas se había metido en dichos actos vandálicos, él  probó la marihuana y la cocaína, comenzando el consumo de la misma a diario, de forma desesperada y exagerada como cualquier adicto. Continuó robando quién sabe cuánto tiempo, dividiendo la venta de los delitos entre su droga y un mísero aporte al nuevo departamento en el que se habían instalado.

Vivían en un sitio pequeño y pobre, de paredes que podían derrumbarse en un suspiro y que no, tampoco estaba ubicado en la mejor de las zonas, hasta que fue arrestado y llevado a un correccional de menores en el que permaneció, por ser su primera vez, nueve meses preso. Ahí, por supuesto, se endureció. Maduro para mal y aprendió que debía defenderse a puños o puñaladas, por lo que su regreso al mundo exterior fue todavía peor. Se negó a abandonar "su pasatiempo" y siguió robando carteras, celulares, ropa, zapatos y hasta autos, todo tipo de cosas con tal de continuar drogándose y saciar esa desesperación agobiante de la desintoxicación. Pasó tal vez unos seis o siete meses libre antes de que la policía volvió a encontrarle con piezas de carros robadas y, esa vez, con un paquete pequeño de cocaína que había conseguido a cambio de un carro del año.

Nuevamente fue llevado hasta el correccional pero con una sentencia mayor. Permaneció encerrado un año y siete meses pero al salir de la podredumbre, salió con cicatrices de peleas que marcaron su cuerpo de formas inesperadas. De esas que decían al resto del mundo que había peleado por salvarse la vida. Sin embargo, su re-inicio nuevamente en sociedad no fue igual al de la vez anterior. Aquella madrugada que Zeger volvió a casa, su madre, hermana, tío, tía y primos lo esperaban, pero alguien más también. Había entonces un nuevo miembro de la familia, la nueva y repugnante pareja de Carlien. Un mecánico alcohólico de unos cientos de kilos que era machista y con los días demostró que de dulce y caballeroso tenía un muy poco. Wolker maltraba a su madre y hermana, no obstante, Zeger armaba pelea y agarraba la primer cosa puntiaguda en su camino con tal de defender a ambas.

Le amenazaba, gritaba e incluso llegó a pelearse a golpes limpios con el gordo aquél en más de tres ocasiones. Eso, sin duda, rompió y fracturó ligeramente la cercanía con su madre, pues en su cabeza (y probablemente en la de su melliza) no cabía el cómo demonios había pasado de tener a un hombre maravilloso y trabajador como marido a una enorme bola de grasa que de la sombra de su padre no tenía nada. Con el paso de los días y entre peleas y discusiones en casa con su padrastro, el chico de entonces casi dieciocho años salió en búsqueda de un trabajo, de uno formal, vaya, pero no tuvo suerte. Sus antecedentes habían manchado su historial y el abandono del colegio a temprana edad tampoco le daba buenos méritos.

A veces salía el día entero sólo para buscar una nueva entrada de dinero que le permitiese patear el trasero gordo de Wolker fuera de casa y fue así como en un golpe de suerte lo consiguió. Fue en una pizzería donde tuvo su primer empleo como repartidor y en el que, a pesar de que no recibía muy buena paga, era bastante eficaz. Duró trabajando para el establecimiento alrededor de unos cuatro meses antes de que una visita inesperada en su humilde casa cambiara su vida por completo. De buenas fuentes, el abuelo paterno de Zeger, Nikoolaj Vsndyke, se había enterado de los golpes que el destino había puesto en el camino de su nieto y nieta, de cómo él había sido encerrado un par de veces.

Dejó los entrenamientos en el gimnasio por un día y tras encontrar a Zeger, su nieto, le hizo una propuesta que al principio nuestro protagonista dudaba fuese a funcionar. Abandonó su empleo como repartidor y comenzó a entrenar día y noche con su abuelo. Mejoró su condición, dejó las drogas y empezó con operativos sencillos en las que sí, se le veían las agallas y Nikoolaj se aseguraba a sí mismo que el chico tenía potencial. Tuvo bastantes peleas, la mayoría de ellas en victoria por la maña que tomó dentro de los correccionales. Clasificado en Peso Ligero por sus setenta y cinco kilos debido a su mala dieta llena de carbohidratos, se tuvo que enfrentar a chicos de mayor edad que la suya, pero ese no ha sido un obstáculo para él.

Además de eso, Zeger tuvo peleas clandestinas, callejeras y de esas programadas en los peores barrios. Con el paso de los años, el holandés mejoró al punto en que logró entrar a las ligas menores de la afamada compañía de box, sólo que él y su familia tuvieron que mudarse de Londres a Cambridge. Al llegar al estado británico, la vida del castaño fue cuesta arriba. Mejoró al punto de vencer a su rival y se mantuvo invicto durante una temporada hasta que sufrió un accidente dentro del cuadrilátero que le trajo una retirada momentánea en la lucha. Una fractura cervical lo mantuvo en depresión, creyendo que perdería toda movilidad y que su vida estaba arruinada, sin embargo, quizá por la buena atención médica y lo persistente que es, salió de esa y se recuperó casi al cien.

Lo malo, como todo, es que su madre era y es su talón de Aquiles. La mujer le suplicó que se alejara el deporte por temor a una nueva lesión que lo dejara inválido o que incluso lo llevase a la muerte. Así fue como a regañadientes dio la noticia de su semi-ausencia dentro de los cuadriláteros y más tarde consiguió una plaza en la academia de policías, incitado una vez más por su abuelo, Nikoolaj. Desde entonces todo en él se calmó. Comenzó a tomarle el gusto a su nuevo trabajo. Empezó desde abajo, como todos los que entraban ahí sin ayuda. Empezó a trabajar como policía después de graduarse y pasó de un departamento a otro hasta que gracias a su esfuerzo y habilidad, le fueron ascendiendo poco a poco.

Actualmente, Zeger es comandante en la estación de la ciudad, en la Unidad de Investigaciones Criminales (CIU por sus siglas en inglés), y coordina a varios grupos de policías que están a disposición de su cargo. Jamás volvió a boxear, pero tampoco se alejó del deporte. Tras la muerte de su abuelo, evento que le dolió tanto como el fallecimiento de su padre, se retiró por completo de los cuadriláteros y sólo mantiene el hábito de entrenar porque su trabajo también lo requiere. Su madre es grande ya y entre su hermana y él se encargan de velar por Carlien. Nikkole, por su lado, encontró a un buen hombre y terminando la Universidad, cosa que no pudo hacer Zeger, contrajo nupcias y tiene su propia familia. Él se casó por el civil a los veintiséis con una mujer dulce que sigue a su lado a pesar del tiempo que pasa fuera de casa. Tiene una hija que está a punto de cumplir ocho años.


Familiares

Zeeman Vsndyke — Padre — Fallecido
Carlie Vsndyke — Madre — Ama de casa
Nikoolaj Vsndyke — Abuelo — Fallecido
Louise C. Lively — Esposa — Organizadora de eventos
Sophie Vsndyke L. — Hija — Estudiante

Info Extra
▲ No teme mostrar sus sentimientos. Si quiere llorar, llora y ya, asimismo, si quiere reír, lo hace con intensidad
▲ Antes de dedicarse como Luchador de la UFC en ligas menores, Wiek solía drogarse y robar a los ricos engreídos
▲ Estuvo en dos correccionales, tres meses en uno y un año y medio en el otro por delitos menores
▲ Su abuelo era su entrenador, pues a pesar de su edad, tenía bastante condición y fue el único que vio por él en su época de rebeldía
▲ Cuando se enfada, es bastante impulsivo. Busca inmediatamente pelea
▲ Ha ganado bastantes títulos y peleas, excepto los/las que son con una sola persona, Jërome Kohler, mismo que derrotó poco antes de su retiro.
▲ No le gusta la formalidad en demasía, pues él es todo lo contrario
▲ Ama las frutas. Su preferida: el mango
▲ Su apodo como luchador era Zeger "Cook" Vsndyke
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W. Zeger Vsndyke ID Empty Re: W. Zeger Vsndyke ID {Dom Nov 29, 2015 4:41 am}




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