You had a bad day — B. {Vie Jul 27, 2018 10:41 pm}

Desde hacía unas semanas se veía con Ben. En el fondo el chico le gustaba, era amable y divertido con ella. A Olivia le gustaba, no podía negarlo y reconocía que tenía miedo de meter la pata ya que desde hacía tiempo no había estado con ningún chico. También lo consideraba un buen amigo, ya que aparte de su hermano  Ted y el detective Lachlan eran los únicos hombres que de momento dejaba entrar en su vida.

Por eso, ese viernes, después de una pésima audición para una  serie inglesa decidió ir a un supermercado, donde compró algunas latas de cerveza y algo para picar. Un par de paradas de metro después y ya estaba llegando al apartamento del muchacho. Subió de dos en los escalones y con la mano libro picó la puerta, sonrió cuando tuvo que esperar tan solo unos segundos para ser recibida por el anfitrión  — Las cervezas están calientes pero he traído panchitos — Bromeó alzando la bolsa de los snacks anaranjados — Siento robarte el fin de semana de descanso ¿Estás seguro de que quieres que me quede? — Preguntó aún sin pasar dentro del apartamento, ya que se sentía que le robaba tiempo de descanso al chico.

El apartamento aún estaba algo vació, no se había dado ni la oportunidad de desempacar todas las cosas, era un perezosos y eso se notaba, pues estaba solo un sofá, un mueble con la tv y en la habitación la cama. No necesitaba realmente de mucho, lo único que parecía haberle importado era la cocina. Ninguna novedad.

— Hey — abrió a la pelirroja y con una seña le invitó a pasar, pateando una caja vacía que estaba a medio camino. — Perdón el desastre, no me he dado tiempo de hacer algo más por el departamento — se rascó la nuca y se encogió de hombros. — La verdad me viene muy bien tu compañía — soltó aquello con toda la intención de coquetería, le gustaba la pelirroja, y ella no le representaba ningún problema de los cuales tenía hasta el cuello últimamente, comenzando con su media hermana. Oli era un respiro de aire fresco en su vida y eso lo hacía sentirse cómodo en su compañía— Podemos meter esas a la nevera, tengo unas ya frías mientras tanto — dijo tomando las cosas para ayudarle e irse por una mesilla. — ¿Quieres pedir algo más? — preguntó, aunque no le molestaría el preparar algo si ella lo pedía.

Le paso la bolsa con el picoteo y las cervezas para así poderse quitar el abrigo que llevaba — Pero si no tienes nada de nada. No te veía tan desastre, Ben — Bromeó dando una vuelta sobre si misma para ver lo pobre que se encontraba ese salón, al menos tenía sofá aunque ese detalle tampoco le importaba demasiado, como si quisieran sentarse en el suelo, a ella le gustaría.

Sonrió de manera exagerada — Claro que sí ¿Quién te va a aguantar mejor que yo? — Se acercó lo suficiente a él para quedar a su altura, aunque el cocinero le sacaba unos cuantos centímetros  — Te hago reír y tú a mi ¿Qué hay mejor que eso? — Preguntó alzando una de sus cejas. Seguían sus bromas e incluso se reían sin decirse nada como malditos tarados, a Olivia le gustaba esa complicidad con él, ya que era algo que no había experimentado — Si, cerveza, por favor — Asintió con su cabeza. Normalmente no solía tomar alcohol pero esa negación en la audición le había hecho mella en el orgullo — Oh, por favor eres chef. Deberías sorprenderme a no ser que estés de descanso así que me conformaré con una pizza congelada  — Chasqueó su lengua y cruzó sus brazos, intentando hacerse la indignada, aunque le duro pocos segundos, ya que al momento una sonrisa estaba adornando sus labios.

Se encogió de hombros con una sonrisa cría, igual en efecto no era como si tuviese demasiados muebles y pertenencias, la mayoría de las cosas aún seguían en lo de su familia. — Algún defecto tenía que tener, ¿No? — bromeó.

— Mira, eso no lo voy a rebatir, la verdad soy insoportable, y de hecho tú mereces un buen premio por ello — sí, no era una persona muy fácil de sobrellevar, de eso era muy consciente el rubio, tenía un carácter complicado. — Nada — negó con la cabeza y en un gesto nada propio de él, un gesto algo bobo y tierno le dio con el indice un toquecillo en la punta de la nariz. — Cerveza para la dama — se encaminó a la nevera para ir a guardar y sacar dos botellas ya frías, abriéndolas y dándole un trago inmediato a la suya y extendiéndole la otra a la pelirroja. — Comienzo a creer que solo te agrado por la comida — dijo con un tono de ofensa fingida. — Utilizado de la peor manera — se rió y le dio un empujoncito. — 'Qué te gustaría comer? solo que advierto que si es algo de lo que no tengo los ingredientes vamos a tener que ir al Súper — alzó los hombros.

— ¿Sólo uno? Seguro que roncas  y fuerte, por la nariz y la boca — La pelirroja imitó uno de los ronquidos que tanto le escuchaba a su hermano Red en la noche para soltar una carcajada a continuación del ridículo que acababa de hacer.

— ¡Si me gustan los premios! — exclamó alzando sus brazos como si hubiera ganado un partido de béisbol —Es que tengo un máster en aguantar a personas insoportables, pero tengo que reconocer que tú no lo eres tanto —Se encogió de hombros, con él reía tanto hasta que su estómago le dolía de la risa, podía hablar horas y no cansarse de ello. Era extraño pues era la primera vez que le sucedía algo así con un hombre.

Cuando Ben tocó su nariz sonrió tontamente y se giró sobre su misma para mirar el salón poco amueblado. Aunque en realidad estaba disimulando la sonrojez que se acababa de posar en sus mejilla —Oh gracias— Dio un trago al botellín de cerveza cuando lo tuvo en su mano, sin duda aquel momento era el mejor del día.

—Me has pillado. Venga nunca he conocido a un hombre que cocine tan bien como tú. Aunque también me gustan tus chistes malos y tus tatuajes— Alzó una ceja intentando pasar por alguien interesante, aunque supo al segundo que había quedado como una boba — ¿Y qué te gusta de mi?Venga, que hoy necesito que me suban el ánimo— Hizo un ademán con sus manos, poďia decirle cualquier cosa que seguro le animaría.

—En serio, Ben. Podemos pedir a domicilio, el último japonés que probamos estaba muy bueno— En otra ocasión no hubiera dudado en ir con él a la compra, pero ambos lucían tan cansados que pensó que era mejor quedarse en casa.

— No, nada de ronquidos — negó. — Lamento decirte que no hay más defectos, soy casi perfecto — respondió con egocentrismo fingido mientras alzaba ligeramente los hombros. A decir verdad, sí era una persona bastante egocéntrica, pero con ella simplemente no le salía serlo, no fuera de broma.

— ¿Y a quién no? — le guiñó con una sonrisa coqueta muy suya, en verdad disfrutaba de la compañía de la pelirroja, le daba cierta tranquilidad a sus días, lo hacía todo simple dentro de lo complicada que era su vida últimamente. — Es que solo has visto la punta del iceberg, deja que tome mucha más confianza de la que ya y ya veremos si sigues pensando igual — sus amigos le conocían bien, sabían perfectamente que como podía ser el más dispuesto a apoyarles, también podía ser el más pesado.

Hizo un gesto despreocupado y simplemente sonrió. — No agradezcas, hoy te voy a consentir y cumplir cada capricho que esté en mis manos, claro, no me vayas a pedir ir a Japón o algo así — bromeó.  — Que se puede hacer, pero ocupa de más tiempo que un día — dio un trago más a su cerveza.

— ¡Hey! mis chistes no son malos, ¿lo son? — se rió — Tal vez deba quedarme en lo mío que es la cocina y no intentarle a la comedia — dijo señalando mientras se iba a la cocina de nuevo, esperando a que ella le siguiera. — ¿Ya tienes algo en mente? — abrió el refri a echar un vistazo. Le podían faltar muebles, pero comida nunca, así que opciones tenían.

— Como gustes, solo te digo que aquí hay cama y Netflix — puso una carita inocentona.

— ¿Estoy saliendo con Mister Perfección y no me he enterado? ¡Perdón! Salir de...amigos eh — Se corrigió en seguida, notando sus mejillas sonrojarse al instante, rezó para que Ben no se diera cuenta de ello.

— Oye no me asustes, estoy encarrilando mi vida, por años no quiero años más jodidos — Chasqueó su lengua, no necesitaba  más hombre que pidieran su vida y esperaba que Ben rompiera esa tradición de joder la vida a Olivia. Esbozó una sonrisa agradecida, pensando en lo que le acababa de decir ¿ cómo podían acabar mal?  — Pues nunca he salido de Londres —Le miró cómplice, ahora con el trabajo con Ted? Podría ahorrar algo y tal vez salir de  Europa en verano.

Se rió y fue hacia Él, con total confianza, rodeó su cintura y apoyo su cabeza en uno de sus hombros — Son malos,  sin duda la cocina se da mejor — sin darse cuenta beso parte de su cuello que sobresalía de su camiseta — Tendrás que prestarme una de tus camisetas — Sonrió traviesa. No era la primera vez que se quedaba allí y le robaba alguna prenda — ¿Qué tal unas creps rellenas de lo que tengas. Ya sabes que me conformo con poco —Miro hacia la nevera para ver si podrían aprovechar algunos retos de comida.

Notó la expresión de la pelirroja al soltar aquello, tal vez no habían dicho hasta el momento lo que había entre ambos, y es que el rubio no quería darle etiquetas, esas cosas siempre terminaban por joderlo todo, ¿Por qué ponerlas si estaban bien tal cual? Mucha complicación, no quería nada de eso. Pero igual intentó hacerle sentir bien, Ben sabía como podía ser ese asunto para las mujeres. — Realmente eres la chica más rara con la que he salido, salido de salir — bromeó — Y no lo digo en mal, es un raro agradable —

Alzó los hombros y las manos en una seña inocente. — Tú elegiste, te aguantas — se rió. — Pero no soy tan malo, lo juro — alzó una mano con la palabra en juramento. — Yo tampoco lo he hecho mucho, el sueldo de chef no da para tanto, no de chef de un hotel, tal vez luego que sea famoso y trabaje para una celebridad — pero tenía sus ahorros, así que no contaba con que fuese algo imposible. Además, ya no era el responsable de su madre y hermana, las cosas mejoraban aunque se lo negase con la aparición de su padre. Aunque otras se había jodido, y mucho.

— Me has roto el corazón, que lo sepas — se hizo el ofendido. — Lo voy a pensar, me has ofendido tanto que tal vez te deje dormir en interiores — su piel se erizó con el gesto de la pelirroja, sintiendo repentinos nervios, joder, le gustaba. — Me parece bien — y se tomó la libertad de esta vez él besarle un hombro e irse por la sartén.

—¿Cómo que raro de agradable? Soy lo más normal del mundo, tsk — Chasqueó su lengua, notando como su corazón empezaba a calmarse ¿por qué siempre tenía que meter la pata? Menos mal que Ben estaba allí para arreglarlo.

Rió con suavidad. Sinceramente no sabría decir cuando empezaron a verse más seguido, o cuando las llamadas empezaban a durar más de veinte minutos. Pero le gustaba estar con él y no iba a negarlo, le transmitía paz y seguridad que ella misma no tenía y eso no quería perderlo por nada del mundo — Esta visto que nunca me tocará la loteria — Bromeó sonriendo. Al menos era feliz así, con poco dinero y aunque nunca saliera de Londres — Deberíamos viajar aunque fuera corto. A alguna playa que hiciera calor — Sugirió. Le gustaba imaginarse con él tomando el sol o tomando algo por la noche —Bueno, el sueldo de ayudante no da para mucho tampoco. Deberías hacer algo más, buscar otro empleo. Te prestaria dinero pero... — Hizo una mueca con sus labios. Si le prestaba el dinero terminaría de nuevo viviendo en las calles y eso era algo que no le gustaría hacer.


—Oh vamos ¡era broma! Pero sigo diciendo que me gusta más como cocinas que tus chistes. Y también hay otras cosas que me gusta de ti ¿en serio? No llevo ropa interior sexy, que lo sepas. Es de cupcakes y galletas — No solía ser  de esas chicas que se arreglaban hasta para hacer la compra.

Sonrió como una boba ante su beso. Era eso lo que le gustaba de él, creía que el sentimiento era mutuo.

—Venga, aprovechate. Que seré tu pinche —Dio una palmada al aire, otra cosa que le gustaba de  él era verle cocinar y como lo explicaba.

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— Tú de normal no tienes nada Olivia Simpkins — dijo con una sonrisa ladeada y negando levemente. — Pero eso es justamente lo que me agrada de ti — se encogió de hombros. Y sí, era una chica a veces bastante intensa, y podía incluso llegar a desesperare un poco cuando de ponerse en un plan pesimista se trataba. Pero había algo en ella, algo que lo cautivaba, simplemente le hacía querer saber más y más de ella.

— Bueno, tendré que vivir con ello — dijo frunciendo un poco los labios y terminando aquello con una sonrisa. — Me parece buena idea, incluso me consigo una camioneta y nos agarramos carretera un día de estos a ver a donde nos lleva el destino — e inmediatamente negó luego de que la pelirroja hablase. — No, nada de prestamos, estoy bien, créeme, y sé que hay cosas buenas por delante, lo puedo sentir — Ben no era para nada alguien conformista, y sabía bien que no se iba a quedar eternamente en el hotel, pero por ahora era un trabajo que le daba estabilidad, y lo necesitaba, más ahora con la mudanza.

— Mmmm... de cupcakes y galletas — se saboreó exagerado y divertido, que no iba a admitir que le gustaba sonrojarla, y no era tan complicado de hacer, otra cosa que le gustaba de ella, era una mujer hermosa y sin embargo parecía no saberlo o creérselo.

— Pues manos a la obra — asintió y se dispuso a hacer, la cocina era sin duda SU lugar.